OLAVARRIA:El mejor delantero en la historia de Palmeiras jugó en Estudiantes

El rival de Boca de este miércoles tiene como uno de sus mayores ídolos a Juan Raúl Echevarrieta. Nació en Olavarría y también vistió las casacas de San Martín de Sierras Bayas y Gimnasia y Esgrima La Plata.

En media de goles, el glorioso Palmeiras no tuvo ningún otro atacante como Juan Raúl Echevarrieta. Nacido el 23 de julio de 1911 en Olavarría, era el menor de los cuatro hijos varones (Héctor, Félix, Pedro), y dos mujeres (Elena y Elvira) de don Félix Echevarrieta con doña Faustina Urlézaga.

Los inicios en el fútbol se dieron en el San Martín, donde la familia vivió un tiempo. Después, pasó al Estudiantes. Casado con Leonor González Amor y con un hijo pequeño llamado Atilio, Echevarrieta (sin estudio ni proyecto de vida), se marchó hacia La Plata para jugar Gimnasia que, lejos de la imagen sufrida y falto de satisfacciones deportivas, se había consagrado campeón en febrero de 1930, por el torneo de 1929.

En Brasil fue bicampeón estadual, en 1940 y, en la «Arrancada Heroica» de 1942 (con goles en los clásicos que garantizaron ambos títulos). Totalizó 113 goles en 128 partidos, con una media de 0,88 goles por juego.

El Vasco, «El Terrible» o «El hombre de los siete instrumentos» también llegó a ser el máximo goleador del club en números absolutos, aunque actualmente está en el 11º, pero aún es el extranjero con más goles por el Verdão.

Cuando se sumó a Gimnasia, además de tener la misma cantidad de títulos que su vecino Estudiantes, acababa de regresar de una excursión consagratoria por Europa, convirtiéndose en el primer equipo sudamericano en ganar tanto el Real Madrid como el Barcelona.

Echevarrieta debutó en el «Lobo» el 22 de mayo de 1932, por la 11ª jornada, en un 6-0 en el Atlanta, y marcando el primer gol. Hizo también el último, además de proporcionar una asistencia para el tercero.

El equipo apenas finalizó en el séptimo lugar, pero el novato logró increíbles 14 goles en 12 partidos, incluyendo tres en victoria por 6-2 en Boca y los dos de un 2-1 en Avellaneda sobre el subcampeón Independiente (que perdería el título exactamente en juego-extra después de terminar el torneo empatado en puntos con el River).

Sin embargo, esos goles no fueron suficientes para afirmarse como titular. Estuvo a la sombra del ídolo Ismael Morgada, en la gira europea autor de uno de los goles de la victoria sobre el Barça en Les Corts.

Sólo fueron diez partidos en 1933. En aquel año, el Gimnasia fue apodado «El Expreso», con un fútbol encantador y liderazgo en la recta final.

El equipo, sin embargo, fue perjudicado por los arbitrajes como visitante contra Boca y San Lorenzo, sus dos competidores mayores.

En la 26ª jornada, vencía a Boca por 2-0, goles de Morada y Echevarrieta, y terminó perdiendo de 3-2. El gol del empate llegó de un penal inexistente y el tercero en offside. El resultado igualó ambos en el liderazgo, pero el juez De Dominicis terminó expulsado del plantel de árbitros (y de su empleo formal, pues la empresa en que trabajaba se sintió afectada por las críticas).

En la 28ª fue el histórico partido con San Lorenzo, perdido 7 a 1. Cuando perdía 2-1, en protesta por los fallos arbitrales, los jugadores del Lobo se sentaron en la cancha como señal de protesta

En sus diez partidos en 1933, Echevarrieta tuvo media de medio gol: marcó cinco veces. Para 1934 fue titular 24 veces y marcando diez, con destaque para sus primeros en el clásico con el Estudiantes: hizo dos en victoria fuera de casa por 3-2.

El Vasco mantuvo la titularidad en 1935, con 22 partidos y ocho goles, incluyendo dos en River en un loco 6-4, otro en el clásico platense y también ante Independiente.

Su temperamento le valió un «castigo» en 1936 y fue relegado al campeonato de reservas; en 1937 jugó sólo cuatro partidos, sin marcar. En 1938 comenzó prestado al Vélez, , pero volvió al Gimnasia en la recta final, marcando cuatro veces en ocho partidos.

Sin espacio en La Plata, llegó a Brasil el 3 de junio de 1939, junto a dos compañeros de Gimnasia: el volante Armando Zoroza y el centrocampista Arturo Naón, hasta hoy el máximo goleador del club. Echevarrieta totalizó 95 partidos con el Lobo, con 47 goles y diez asistencias, según las estadísticas oficiales.

La primera escala fue en Río de Janeiro. Naón consiguió un lugar en el Flamengo. Zoroza y Echevarrieta intentaron el Bonsucesso. «Ellos no agradaron, estando visiblemente fuera de ritmo», según el diario Sport Ilustrado.

Pero Echevarrieta consiguió una oportunidad en el entonces Palestra Italia (hoy Palmeiras), y hacia allí se dirigió el 23 de junio. El estreno fue contra el Sao Paulo, el 3 de julio. «Echevarrieta comandó la ofensiva del Palestra en el Parque Antarctica contra el valioso escuadrón de São Paulo. El crack argentino que Gentil Cardoso, técnico del Bonsucesso, calificó de ‘elemento de segunda categoría’, demostró ser poseedor de alta clase, siendo, en todo el transcurso del match, la figura más impresionante del césped. Toda la prensa local es unánime en resaltar la adquisición hecha por el Palestra, así como la actuación realizada por el compañero de Naón y Soroza en su match de estreno.»

En el segundo partido de Echevarrieta anotó los dos primeros goles a Portuguesa. Actuando bien como punta o centro atacante tuvo un promedio de dos goles por partido, pero llegó demasiado tarde para impedir el título corintiano.

En el primer partido oficial en el estadio, Echevarrieta marcó tres veces en la goleada 6-2 sobre el Coritiba, juego que valió como semifinal de un torneo con Atlético Mineiro y Corinthians. La decisión fue en el clásico, vencido con el gol del olavarriense por 2-1.

En el mismo estadio, el Vasco integró una selección de extranjeros contra un combinado paulista en juego benéfico el 18 de septiembre de ese año y señaló el segundo gol parcial del 2-1, pero los brasileños ganaron por 7-3.

Echevarrieta era elogiado como oportunista, por su entrega y buena distribución de pases. Pero también registraban su genio difícil, a una expulsión con quince minutos de juego contra el Corinthians, así como innumerables multas internas y de la federación por indisciplina.

Pero el olavarriense siemore respondía con goles: hizo dos en la goleada de 4-1 sobre el Sao Paulo en la ronda final, asegurando el título estadual para el Palestra.

Fue tercero en la tabla de goleadores con 15 goles. Echevarrieta fue nuevamente el tercer puesto en la artillería del campeonato de 1941, con 14 goles, pero la copa se quedó con el Corinthians.

Al argentino, que marcó el primer gol, también fue bien en el amistoso entre las selecciones carioca y paulista, con un 6-5 para los de Río.

En 1942, sin embargo, la paciencia con él ya no era la misma. El club llegó a mostrarse dispuesto a cederle para lograr el pase Herminio Masantonio, goleador de la Copa América de aquel año y mayor goleador de la historia del Huracán.

Echevarrieta se quedó. Con la Segunda Guerra en marcha, Echevarrieta fue uno de los dos jugadores paulistas, al lado del corintiano Dino, solicitados a principios de septiembre para un amistoso a beneficio de familiares de las víctimas.

Uno de sus últimos partidos por el Palmeiras, a finales de octubre de 1942, fue un amistoso con el Flamengo y el olavarriense la rompió: hizo el primero y el tercer gol en la victoria platina por 3-1.

Pero lo que quedó más recordado fue el juego del final de aquel mes, un clásico contra el Sao Paulo por la penúltima ronda del Estadual. Una victoria daba el título al Verdao Con el partido en 1-1, el Vasco Echevarrieta participó al final del primer tiempo del segundo gol palestrino.

A los 15 del segundo tiempo, Echevarrieta hizo su propio gol, de cabeza. Cinco minutos después, el juego se terminó

En noviembre jugó su primer partido con el Santos; un amistoso con el Libertad -reforzado con Arsenio Erico, mayor goleador del Independiente y del campeonato argentino. Echevarrieta agradó, marcando dos goles.

En el Paulista de 1943 empezó bien, con tres goles, pero se estancó. Dos meses después fue suspemdido por falta de compromiso. En agosto, la derrota de 5-2 para el Corinthians le valió suspensión interna por tres meses. Terminó el Estadual con cinco goles.

En 1944 pasó al Ypiranga. Llegó a intentar algún club carioca (se habló en el Botafogo). De allí hasta 1960 su vida fue un misterio hasta la familia.

En 1962, vino a Olavarría, según la prensa local, a bordo del jet privado de su nueva esposa, una paranaense millonaria llamada Zelma (tal vez la dueña de un burdel de Londrina) y necesitó aterrizar en una carretera por no haber pista de aterrizaje en la ciudad.

Fue la última vez que tuvo contacto con la familia. Años y años después de su fallecimiento en 1987 (curiosamente, el año del centenario del Gimnasia) ella llegó a saber de su muerte.

En 1982, cuando la revista Placar promovió por primera vez la elección del «mejor jugador de Palmeiras de todos los tiempos», Echevarrieta fue superado sólo por Oberdan Cattani.

Juan Raúl Echevarrieta falleció el 27 de noviembre de 1987

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